Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en la https://finnianigeg220962.atualblog.com/45098293/análisis-del-cabezazo-de-zidane-en-la-final-de-2006